jueves, 26 de mayo de 2016

CONDUCTISMO (WATSON, PAVLOV, SKINNER)


El conductismo se originó con la obra de John B. Watson, un psicólogo americano. Watson afirmaba que la psicología no estaba interesada con la mente o con la conciencia humana. En lugar de ello la psicología estaría interesada solamente en nuestra conducta. De esta manera los hombres podrían ser estudiados objetivamente, como las ratas y los monos. La obra de Watson se basaba en los experimentos de Iván Pavlov, quien había estudiado las respuestas de los animales al condicionamiento. En el experimento mejor conocido de Pavlov hacía sonar una campana mientras alimentaba a varios perros. Hacía esto durante varias comidas. Cada vez que los perros escuchaban la campana sabían que se acercaba una comida y comenzarían a salivar. Luego Pavlov había sonar la campana sin traer comida, pero los perros todavía salivaban. Habían sido “condicionados” a salivar cada vez que escuchaban el sonido de la campana. Pavlov creía, como Watson iba después a enfatizar, que los seres humanos reaccionan al estímulo de la misma manera. Hoy el conductismo es asociado con el nombre de B.F. Skinner, quien edificó su reputación al comprobar las teorías de Watson en el laboratorio. Los estudios de Skinner le llevaron a rechazar el énfasis casi exclusivo de Watson sobre los reflejos y el condicionamiento. Él argumentaba que las personas responden a su ambiente, pero también operan sobre el ambiente para producir ciertas consecuencias. Skinner desarrolló la teoría del “condicionamiento operante,” la idea de que nos comportamos de la manera que lo hacemos porque este tipo de conducta ha tenido ciertas consecuencias en el pasado. Por ejemplo, si tu novia te da un beso cuando tú le das flores, probablemente le vas a dar flores cuando quieras un beso. Estarás actuando con la expectativa de una cierta recompensa. Sin embargo, al igual que Watson, Skinner negaba que la mente o los sentimientos jugaran algún rol en determinar la conducta. En lugar de ello, nuestra experiencia o nuestros reforzamientos determinan nuestra conducta. El conductismo se originó en el campo de la psicología, pero ha tenido una influencia mucho más amplia. Sus conceptos y sus métodos se usan en la educación, y muchos cursos de educación en la universidad se basan en las mismas concepciones acerca del hombre que sostiene el conductismo. El conductismo ha infiltrado la sociología, en la forma de sociobiología, la creencia que los valores morales están arraigados en la biología. ¿Cuáles son las presuposiciones del conductismo?
1. El conductismo es naturalista. Esto significa que el mundo material es la última realidad, y todo puede ser explicado en términos de leyes naturales. El hombre no tiene alma y no tiene mente, solo un cerebro que responde al estímulo externo.
2. El conductismo enseña que el hombre no es nada más que una máquina que responde al condicionamiento. Un escritor ha resumido el conductismo de esta manera: “El principio central del conductismo es que todos los pensamientos, sentimientos e intenciones, todos ellos procesos mentales, no determinan lo que hacemos. Nuestra conducta es el producto de nuestro condicionamiento. Somos máquinas biológicas y no actuamos conscientemente; más bien reaccionamos al estímulo. La idea de que los hombres son “máquina biológica” cuyas mentes no tienen ninguna influencia sobre sus acciones es contraria a la visión bíblica que el hombre es la misma imagen de Dios – la imagen de un Dios creativo, planificador y pensante. De hecho, Skinner llega hasta a decir que la mente y los procesos mentales son “metáforas y ficciones” y que “la conducta es simplemente parte de la biología del organismo. Skinner también reconoce que su visión le quita al hombre su “libertad y dignidad,” sino insiste que el hombre como un ser espiritual no existe.
3. Consecuentemente, el conductismo enseña que no somos responsables por nuestras acciones. Si somos meras máquinas, sin mentes o almas, reaccionando al estímulo y operando en nuestro ambiente para conseguir ciertos fines, entonces cualquier cosa que hagamos es inevitable. La socio-biología, un tipo de conductismo, compara al hombre con una computadora: Basura entra, basura sale. Esto también entra en conflicto con una cosmovisión Cristiana. Nuestras experiencias pasadas y nuestro ambiente sí afectan la manera en que actuamos, por supuesto, pero estos factores no pueden dar razón de todo cuanto hacemos. La Biblia enseña que somos básicamente criaturas páctales, no criaturas biológicas. Nuestro ambiente más cercano es Dios mismo, y respondemos más fundamentalmente a Él. Respondemos ya sea en obediencia a Su Palabra o en rebelión contra Su Palabra.
4. El conductismo es manipulador. Busca no solamente entender la conducta humana, sino predecirla y controlarla. A partir de sus teorías Skinner desarrolló la idea de “dar forma.” Al controlar las recompensas y los castigos puedes dar forma a la conducta de otra persona.
Como psiquiatra una de las metas de Skinner es dar forma a la conducta de sus pacientes de manera que él o ella reaccionen de maneras más socialmente aceptables. Skinner es bastante claro de que sus teorías debieran ser usadas para guiar la conducta: “El análisis experimental de la conducta ha conducido a una tecnología efectiva, aplicable a la educación, la psicoterapia, y al diseño de las prácticas culturales en general, que será más efectiva cuando no esté compitiendo con prácticas que han tenido el apoyo injustificado de teorías mentalistas.

En otras palabras, Skinner quiere que el conductismo sea la base para manipular a los pacientes, los estudiantes y las sociedades en general. Las preguntas obvias, por supuesto, son: ¿Quién usará las herramientas? ¿Quién tirará de las cuerdas? ¿Quién manipulará la tecnología? Sin duda Skinner diría que solamente alguien entrenado en la teoría y la práctica conductista estaría calificado para “dar forma” a la conducta de otras personas. Pero esto es contrario a la visión Bíblica, la cual nos manda a amar a nuestro prójimo, no a manipularlo. En resumen, las consecuencias éticas del conductismo son grandes. El hombre es despojado de su responsabilidad, de su libertad y de su dignidad, y es reducido a un ser puramente biológico, para ser “moldeado” por aquellos que sean capaces de usar efectivamente las herramientas del conductismo.

Experimento de John Watson:


Experimento de Plavov, condicionamiento clásico:

PSICOLOGIA DE LA GESTALT (Max Wertheimer)


La Psicología de la Gestalt es una corriente de pensamiento que surgió en Alemania a principios del siglo XX. Pugnó con otras (p.e., Estructuralismos, Funcionalismos, Psicoanálisis, Factorialismos, Conductismos, Psicologías Dinámicas…) por convertirse en la corriente dominante en la Psicología moderna. Vivió su época de esplendor en la década de 1920, hasta la llegada al poder del nacionalsocialismo. Los importantes cambios ideológicos, sociales y políticos que vivió Alemania a partir de 1930 llevarían a sus proponentes a EE.UU., donde se diluiría. La palabra Gestalt, un neologismo cuanto menos en nuestra disciplina y otras afines, se podría traducir como forma o figura, también como conformación o configuración. Gestalten se utiliza como plural de la palabra Gestalt; no obstante, es un verbo, bien transitivo (que significa formar, dar forma, cuerpo o hechura a, estructurar, configurar, organizar...), bien reflexivo (formarse, tomar o cambiar de forma, aspecto, cuerpo o hechura, estructurarse, configurarse, organizarse…). Para no complicar en exceso las cosas se podría decir que Gestalt es: 1) la forma o figura de una cosa, 2) el modo en que está conformada o configurada en el sentido de colocación o distribución de sus partes, y 3) la estructura o apariencia resultante de dicha conformación. En cualquier caso, independientemente del uso que las palabras puedan tener hoy en el lenguaje cotidiano, no debiéramos olvidar que el concepto de Gestalt se aplica como nueva categoría psicológica por filósofos y psicólogos germanoparlantes desde finales del siglo XIX. Centrado originalmente en epistemología y cuestiones básicas –percepción, aprendizaje, motivación, pensamiento...–, transcendió sus temáticas originales, llegando a desarrollar sus principios e hipótesis en ámbitos aplicados de la Psicología –escolar, social, organizacional (Ash, 1982, 1987, 1992, 1995).

LEYES DE LA PERCEPCIÓN

Las "Leyes de la percepción" o "Leyes de la Gestalt" fueron enunciadas por los psicólogos de la Gestalt (Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka en Alemania a principios del siglo XX) quienes, en un laboratorio de psicología experimental, demostraron que el cerebro humano organiza los elementos percibidos en forma de configuraciones (gestalts) o totalidades; lo hace de la mejor forma posible recurriendo a ciertos principios. Lo percibido deja entonces de ser un conjunto de manchas o de sonidos inconexos para tornarse un todo coherente: es decir: objetos, personas, escenas, palabras, oraciones, etc. El cerebro transforma lo percibido en algo nuevo, algo creado a partir de los elementos que percibe para hacerlo coherente aun pagando a veces el precio de la inexactitud. Así, las tareas del cerebro consisten en localizar contornos y separar objetos (figura y fondo) unir o agrupar elementos (similaridad, continuidad, destino común) en comparar características de uno con otro (contraste - similaridad) en destacar lo importante de lo accesorio (figura y fondo) en rellenar huecos en la imagen percibida para que sea íntegra y coherente (Ley de cierre). Algunas percepciones se “resisten” a las leyes, por ejemplo el humo, la bruma, la oscuridad, etc. No hay bordes, no hay aristas no hay figura y fondo, no hay contraste por lo tanto estos estímulos no pueden organizarse como configuraciones familiares más o menos estables. Esto provoca sensación de malestar, temor, o rechazo. Al no poder identificarlo no sabemos si lo percibido representa o no una amenaza. Estas leyes, hoy, son usadas por diversas disciplinas en ámbitos variados como la comunicación, el diseño gráfico, la arquitectura, la sociología, la psicología social, la ecología, el marketing y otras. La, en su momento cuestionada, frase de W. Kohler “El todo es más que la suma de las partes” sintetiza lo sostenido por los experimentalistas acerca de que percibimos totalidades y que cada parte pierde el valor que tiene en el contexto y posiblemente sus cualidades al ser retirada del mismo. Como un rompecabezas sólo podemos ver la imagen cuando las piezas están correctamente ensambladas o las agujas de un reloj, por ejemplo, perderían sus atributos y su sentido de ser si son retiradas del mismo.

EL siguiente vídeo hablara sobre la teoría de la percepción:

PSICOANÁLISIS (Sigmund Freud)


El Psicoanálisis es un método de observación e investigación de la mente humana, que trata de comprender y explicar su funcionamiento con la finalidad de conseguir unos objetivos terapéuticos para el paciente. Por lo tanto, es también un método terapéutico para abordar con el paciente sus conflictos y tratar sus dificultades. Como resultado de estas observaciones y esta técnica, ha sido posible desarrollar una teoría psicológica de la conducta y de la mente humana.
Aunque fue iniciado por Sigmund Freud hace más de cien años, el método ha ido evolucionando de forma considerable desde su inicio a través de sus seguidores.
El método consiste en generar unas condiciones de trabajo estables para el paciente y el psicoanalista. Ambos se encuentran en sesiones de cuarenta y cinco a cincuenta minutos varias veces a la semana (4 o 5, en algunos casos 3) durante unos años, ya que la comprensión de los procesos inconscientes y del origen de los problemas de la persona y los cambios internos requieren un trabajo largo y laborioso.
La teoría psicoanalítica sugiere que no sólo los factores constitucionales y genéticos constituyen la personalidad y sus desequilibrios. También existen otras influencias importantes, como la experiencia del nacimiento, las tempranas relaciones con los padres, la sexualidad, las pérdidas, los miedos y la manera de vivir la ansiedad. Estas experiencias cruciales, vividas en el núcleo familiar, van estableciendo determinadas pautas de sentimientos, fantasías y relaciones inconscientes e interpersonales, que se encuentran en la raíz de los problemas por los cuales la persona busca ayuda.
Actualmente contamos con la evidencia de estudios empíricos que avalan la validez del tratamiento psicoanalítico.

Además de la práctica psicoanalítica, gran parte de los psicoanalistas aplican también su formación en psicoterapias de orientación psicoanalítica, psicoterapias breves, tratamientos de grupos y de familia, y en ámbitos diversos: medicina, psiquiatría, psicología clínica, educación, docencia universitaria, ciencias sociales y de la cultura, etc. En estas tareas, fuera del encuadre estrictamente psicoanalítico, se favorece el trabajo interdisciplinario, facilitando y estimulando el intercambio de pensamientos y experiencias.


EL YO, SUPER YO Y EL ELLO

Concepto de El Ello:

El ello es la parte oculta de la personalidad e intelecto; viene siendo la primera manifestación de la mente humana, es decir, el estado mental del recién nacido; más información adquirida (por ejemplo alguien puede no recordar conscientemente algo, que aún tiene en la memoria en el inconsciente). En esta división no son válidas las leyes lógicas del pensamiento consciente, el ello sólo busca la satisfacción de los impulsos orgánicos, no se halla aquí prácticamente noción del tiempo y no hay noción de lo que está bien o mal. Es una “máquina de crear impulsos para su ego.
Aquí se encuentran todos los datos almacenados desde que hemos nacido, y hasta incluso algunos recuerdos del vientre de la madre, y del momento del parto, momento bastante determinante en el desarrollo posterior del niño o futuro adulto, según algunos psicólogos opinan. En esta división de la mente al no haber noción del bien y el mal, no se encuentran conflictos, lo único que hay aquí son impulsos (que algunos pueden ser conflictivos), y gran cantidad de información. Aquí es donde se comienzan a formar nuestros pensamientos, que son en su momento inicial tan sólo impulsos a satisfacer una necesidad del organismo.

Concepto del Yo:

El yo: es lo que está en contacto con la realidad, viene siendo algo así como la parte consciente del ello, o una parte más exterior, o la que se ha modificado por estar en contacto con la realidad presentada. Es así por ejemplo que si nos encontramos en el medio de un almacén comprando productos, y nuestro cuerpo pide renovar energías, el ello lo notará y comenzará a mandar impulsos para comer, porque sabe que estamos rodeados de comida. El yo y la próxima división que veremos que es el “súper yo” como se encuentran en contacto con la realidad, saben que si no pasamos antes por la caja registradora para pagar, no se puede agarrar y abrir un paquete para comer, porque no esta permitido. Tal es así que el yo le envía continuamente información al ello “como tratando de hacerle entender la realidad”. El yo domina la descarga de los impulsos que envía el ello generalmente.

Concepto del Super yo:

El Súper yo: es la parte ética y moral que ha sido desarrollada en el hombre. Esta parte ética y moral se fue formando por enseñanzas de nuestros padres o cuidadores, y por las creencias religiosas que nos inculcan valores; el nombre un poco lo dice: es algo más que el yo, es un yo moral o religioso. Volviendo al ejemplo sencillo del almacén: una persona que no tenga desarrollado el súper yo como sabe que no está permitido comer sin antes pagar, se escondería en donde pueda para saciar su necesidad; ahora bien, esa persona con un poquito más de ética sabe que podría comer inmediatamente y sin pagar, no lo hará porque sabe que está mal, es incorrecto (tiene más desarrollado el súper yo). Si todos tuviéramos más desarrollada nuestra parte moral o religiosa todos estaríamos mejor de tener una buena moral y ética.

El siguiente vídeo hablara sobre el Ello, el Yo y el Super Yo: