El conductismo se originó con la obra de John B. Watson, un psicólogo americano. Watson afirmaba que la psicología no estaba interesada con la mente o con la conciencia humana. En lugar de ello la psicología estaría interesada solamente en nuestra conducta. De esta manera los hombres podrían ser estudiados objetivamente, como las ratas y los monos. La obra de Watson se basaba en los experimentos de Iván Pavlov, quien había estudiado las respuestas de los animales al condicionamiento. En el experimento mejor conocido de Pavlov hacía sonar una campana mientras alimentaba a varios perros. Hacía esto durante varias comidas. Cada vez que los perros escuchaban la campana sabían que se acercaba una comida y comenzarían a salivar. Luego Pavlov había sonar la campana sin traer comida, pero los perros todavía salivaban. Habían sido “condicionados” a salivar cada vez que escuchaban el sonido de la campana. Pavlov creía, como Watson iba después a enfatizar, que los seres humanos reaccionan al estímulo de la misma manera. Hoy el conductismo es asociado con el nombre de B.F. Skinner, quien edificó su reputación al comprobar las teorías de Watson en el laboratorio. Los estudios de Skinner le llevaron a rechazar el énfasis casi exclusivo de Watson sobre los reflejos y el condicionamiento. Él argumentaba que las personas responden a su ambiente, pero también operan sobre el ambiente para producir ciertas consecuencias. Skinner desarrolló la teoría del “condicionamiento operante,” la idea de que nos comportamos de la manera que lo hacemos porque este tipo de conducta ha tenido ciertas consecuencias en el pasado. Por ejemplo, si tu novia te da un beso cuando tú le das flores, probablemente le vas a dar flores cuando quieras un beso. Estarás actuando con la expectativa de una cierta recompensa. Sin embargo, al igual que Watson, Skinner negaba que la mente o los sentimientos jugaran algún rol en determinar la conducta. En lugar de ello, nuestra experiencia o nuestros reforzamientos determinan nuestra conducta. El conductismo se originó en el campo de la psicología, pero ha tenido una influencia mucho más amplia. Sus conceptos y sus métodos se usan en la educación, y muchos cursos de educación en la universidad se basan en las mismas concepciones acerca del hombre que sostiene el conductismo. El conductismo ha infiltrado la sociología, en la forma de sociobiología, la creencia que los valores morales están arraigados en la biología. ¿Cuáles son las presuposiciones del conductismo?
1.
El conductismo es naturalista.
Esto significa que el mundo material es la última realidad, y todo
puede ser explicado en términos de leyes naturales. El hombre no
tiene alma y no tiene mente, solo un cerebro que responde al estímulo
externo.
2.
El conductismo enseña que el hombre no es nada más que una máquina
que responde al condicionamiento.
Un escritor ha resumido el conductismo de esta manera: “El
principio central del conductismo es que todos los pensamientos,
sentimientos e intenciones, todos ellos procesos mentales, no
determinan lo que hacemos. Nuestra conducta es el producto de nuestro
condicionamiento. Somos máquinas biológicas y no actuamos
conscientemente; más bien reaccionamos al estímulo. La idea de que
los hombres son “máquina biológica” cuyas mentes no tienen
ninguna influencia sobre sus acciones es contraria a la visión
bíblica que el hombre es la misma imagen de Dios – la imagen de un
Dios creativo, planificador y pensante. De hecho, Skinner llega hasta
a decir que la mente y los procesos mentales son “metáforas y
ficciones” y que “la conducta es simplemente parte de la biología
del organismo. Skinner también reconoce que su visión le quita al
hombre su “libertad y dignidad,” sino insiste que el hombre como
un ser espiritual no existe.
3.
Consecuentemente, el conductismo enseña que no somos responsables
por nuestras acciones.
Si somos meras máquinas, sin mentes o almas, reaccionando al
estímulo y operando en nuestro ambiente para conseguir ciertos
fines, entonces cualquier cosa que hagamos es inevitable. La
socio-biología, un tipo de conductismo, compara al hombre con una
computadora: Basura entra, basura sale. Esto también entra en
conflicto con una cosmovisión Cristiana. Nuestras experiencias
pasadas y nuestro ambiente sí afectan la manera en que actuamos, por
supuesto, pero estos factores no pueden dar razón de todo cuanto
hacemos. La Biblia enseña que somos básicamente criaturas páctales,
no criaturas biológicas. Nuestro ambiente más cercano es Dios
mismo, y respondemos más fundamentalmente a Él. Respondemos ya sea
en obediencia a Su Palabra o en rebelión contra Su Palabra.
4.
El conductismo es manipulador.
Busca no solamente entender la conducta humana, sino predecirla y
controlarla. A partir de sus teorías Skinner desarrolló la idea de
“dar forma.” Al controlar las recompensas y los castigos puedes
dar forma a la conducta de otra persona.
Como
psiquiatra una de las metas de Skinner es dar forma a la conducta de
sus pacientes de manera que él o ella reaccionen de maneras más
socialmente aceptables. Skinner es bastante claro de que sus teorías
debieran ser usadas para guiar la conducta: “El análisis
experimental de la conducta ha conducido a una tecnología efectiva,
aplicable a la educación, la psicoterapia, y al diseño de las
prácticas culturales en general, que será más efectiva cuando no
esté compitiendo con prácticas que han tenido el apoyo
injustificado de teorías mentalistas.
En
otras palabras, Skinner quiere que el conductismo sea la base para
manipular a los pacientes, los estudiantes y las sociedades en
general. Las preguntas obvias, por supuesto, son: ¿Quién usará las
herramientas? ¿Quién tirará de las cuerdas? ¿Quién manipulará
la tecnología? Sin duda Skinner diría que solamente alguien
entrenado en la teoría y la práctica conductista estaría
calificado para “dar forma” a la conducta de otras personas. Pero
esto es contrario a la visión Bíblica, la cual nos manda a amar a
nuestro prójimo, no a manipularlo. En resumen, las consecuencias
éticas del conductismo son grandes. El hombre es despojado de su
responsabilidad, de su libertad y de su dignidad, y es reducido a un
ser puramente biológico, para ser “moldeado” por aquellos que
sean capaces de usar efectivamente las herramientas del conductismo.
Experimento de John Watson: